Intentas contenerte, al mismo tiempo que yo provoco lo contrario...
El roce de nuestras manos recorriendo la piel del otro... el tacto sedoso de las yemas de nuestros dedos, capaces de dibujar el contorno corpóreo del otro (si este no estuviera presente)
El deseo alucinante, sofocante, sudoroso, se pasea recorriendo cada poro, cada centímetro, cada rastro... es querido y buscado, es resaltado con cada demostración de notorios gemidos que salen de nuestras gargantas, es encontrado con cada sonrisa que pide más y más... serpenteas dentro de mi... nos movemos y nos desesperamos...
Sensaciones que nos enloquecen... es ahí donde justamente se detiene el tiempo y nosotros parecemos seres eternos, vanidosos en las llamas de la lascivia eterna...oleadas del libidinoso torrente que inundan mi vientre y tu columna bajando hasta nuestros sexos.
Lo puedes sentir??... latidos persistentes, golpeteos en nuestras almas, acelerándose tanto, que nos hacen estremecer... renovándonos en cada penetración, en cada beso, en cada “micro-infarto”... el orgasmo se acerca bruscamente y todo se hace más intenso en esta eterna y descubridora lucha por enseñarnos nuevamente el más primitivo de los placeres..
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