Lloro despacito, repitiéndome que "Ya va a pasar" e intentando creerme.
Ésta sensación espantosa de vacío, éste nudo que me abarca toda la garganta, éste impulso (o necesidad) de pensar cosas que NO diría. Yo sé perfectamente que NO es real y sin embargo, saberlo no me calma.
La tristeza que cubre cada parte de mi cuerpo, cada milímetro de estas sensaciones no me dan respiro (literalmente hablando), no se alejan, no se callan..
"De pronto me eché a llorar, no pude evitarlo.
Lloré bajito para que no me oyeran, pero lloré."
J.D. Salinger (El guardián entre el centeno)
No hay comentarios:
Publicar un comentario